Llega diciembre, termina un año y, como siempre, es época de rendir cuentas. Pero este año todo es diferente, también esta última entrada el año en el blog.
Empezaba el 2020 con los mejores deseos y las mejores ilusiones de ir mejorando lo que había conseguido en 2019. Pero no hubo tiempo para poner en práctica los buenos propósitos porque a poco más de dos meses de empezar el año tuvimos que vivir un duro confinamiento.
Han sido semanas y meses en que hubo mucho tiempo para reflexionar sobre el presente y el futuro. Todos decían que la pandemia nos cambiaría a mejor, y la verdad no estoy muy segura de que así haya sido. Tengo muchas dudas al respeto y el tiempo confirmará o desmentirá si de verdad nos hemos convertido en mejores personas.

Yo he aprovechado los meses de parón en el trabajo para reciclarme y reinventarme, consiguiendo licencia de turismo activo, formándome como guía de montaña y aprendiendo mucho. El final de 2020 ha llegado con la puesta en marcha de nuevos proyectos y también cargado de ilusión y optimismo.
En 2021 más que nunca debemos confiar en que pronto todo volverá a la Vieja Normalidad, volveremos a abrazar a los seres queridos, a estar con los nuestros, a viajar y a disfrutar de todos aquellos destinos que hemos dejado como viajes pendientes a lo largo de este extraño año.